Ramos Charre busca dejar antes la presidencia del IETAM para ser magistrado electoral
El titular del Instituto Electoral de Tamaulipas pretende concluir anticipadamente su gestión de siete años para integrarse al Tribunal Electoral del Estado

Ciudad Victoria, 6 de noviembre.– Juan José Ramos Charre, presidente del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM), analiza adelantar el fin de su gestión para incorporarse como magistrado al Tribunal Electoral de Tamaulipas, cargo para el cual ya participa en el proceso de selección que realiza el Senado de la República.
De acuerdo con su nombramiento, Ramos Charre concluiría oficialmente su periodo al frente del IETAM el 22 de enero de 2027, tras siete años de mandato otorgado por el Instituto Nacional Electoral (INE). No obstante, su eventual nombramiento como magistrado adelantaría su salida del organismo electoral local.
Ramos Charre asumió la presidencia del IETAM el 23 de enero de 2020, con el compromiso de fortalecer la autonomía institucional y garantizar la transparencia en los procesos electorales. Bajo su gestión, el instituto organizó los comicios de 2021, 2022 y 2024, considerados de los más competitivos y complejos en la historia reciente de Tamaulipas.
Durante su administración impulsó la modernización de los procedimientos electorales, la profesionalización del personal y la coordinación con el INE, además de promover la participación ciudadana en la vida democrática del estado.
El organismo también enfrentó temas relevantes como la equidad en la contienda, la fiscalización del financiamiento político y la atención de denuncias por violencia política de género, asuntos que marcaron la agenda institucional en los últimos años.
Ante la eventual salida de Ramos Charre, corresponderá al Congreso del Estado y al INE coordinar la convocatoria para designar a quien presidirá el IETAM a partir de enero de 2027, en la antesala del proceso electoral local de 2028.
El todavía presidente del Instituto dejaría el cargo en un contexto de renovación institucional y con el reconocimiento de haber conducido con estabilidad al órgano electoral durante un periodo de alta exigencia política y administrativa.


