Ocho de cada diez robos de carga en México se cometen con agresión

Alimentos y bebidas representan un tercio de los robos (33%), seguidos por mercancía industrial y miscelánea.

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Tampico, Tamps.- En el México del segundo trimestre de 2025, la carretera se ha convertido en un terreno hostil. El más reciente informe de Overhaul, titulado “México: Reporte Q2-2025 de robo de transporte de carga”, revela una radiografía preocupante: el 82% de los robos a transportistas se perpetran con violencia, un dato que confirma que el delito ha mutado de la sustracción sigilosa al asalto brutal.
El reporte muestra que el centro y sureste del país concentraron el 76.8% de los incidentes, con Puebla y el Estado de México como epicentros del problema, acumulando casi la mitad de los robos nacionales (43.5%). En estas rutas, los delincuentes operan estratégicamente, interceptando camiones entre las 18:00 y las 6:00 horas, cuando la oscuridad ofrece cobertura y el tránsito disminuye.
El fenómeno no es nuevo, pero su sofisticación preocupa. Overhaul identifica una tendencia de desplazamiento geográfico del delito, evidenciando cómo los grupos criminales reconfiguran sus rutas según la presión de las autoridades. En contraste, los estados del Bajío, antes considerados de alto riesgo, reportan leves descensos, mientras Puebla, Michoacán, Guanajuato, Veracruz y San Luis Potosí experimentan un repunte.
La violencia se alimenta del atractivo de ciertos productos. Alimentos y bebidas representan un tercio de los robos (33%), seguidos por mercancía industrial y miscelánea. Curiosamente, los aguacates y abarrotes figuran entre los productos más codiciados, prueba de que incluso los bienes de consumo básico se han convertido en oro sobre ruedas. Los metales, en particular acero, aluminio y cobre, también se consolidan como botín recurrente, con un alza de tres puntos porcentuales respecto al año anterior.
En las carreteras mexicanas, ocho de cada diez asaltos involucran agresión directa, las carreteras se vuelven el escenario de una disputa silenciosa entre el crimen organizado y la industria logística. Los modus operandi predominantes —la intercepción en movimiento (65%) y el robo durante detenciones (34%)— reflejan un patrón de riesgo constante incluso en paradas rutinarias, muchas de ellas ubicadas en zonas de “cachimbas” o puntos de venta de combustible robado.
A pesar del panorama, el informe también da cuenta de ciertos logros. En junio de 2025, el Centro de Operaciones de Monitoreo (MSOC) detectó una irregularidad en San Luis Potosí que permitió la recuperación de una carga de alimentos y bebidas y la detención de dos implicados. Casos como este son excepcionales, pero evidencian la efectividad de los sistemas de alerta temprana y la coordinación con la Guardia Nacional.
Overhaul insiste en la necesidad de inteligencia accionable y tecnología avanzada como instrumentos de prevención. La compañía propone reforzar la seguridad mediante una combinación de monitoreo satelital, análisis predictivo y alianzas estratégicas con autoridades y concesionarias viales. Su objetivo: carreteras seguras, un ideal que, en la práctica, aún parece lejano.
El robo al transporte de carga no sólo amenaza la economía formal —genera pérdidas millonarias y encarece la logística— sino que mina la confianza en la capacidad del Estado para garantizar la seguridad en las rutas nacionales. Mientras la violencia domina los caminos y la impunidad se mantiene, México enfrenta un desafío que trasciende lo policial: proteger la cadena que mueve al país.
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