Mientras Gattás pelea con regidores, abandona limpieza de panteones.

En ciudad Victoria, el calendario avanza hacia el Día de Muertos, pero el Panteón de la Cruz, ubicado en la colonia Azteca, parece haberse detenido en el abandono, muchas tumbas están cubiertas de hierba alta, rodeada de mosquitos y vegetación que crece sin control.
El descuido no es aislado: gran parte del cementerio presenta el mismo estado, con caminos intransitables y lápidas ocultas bajo el monte. Además, por fuera, los alrededores también están adornados con basura y maleza, sitio predilecto para el alojamiento de toda clase de roedores.
Aunque se perciben pequeños guiños de limpieza, dos máquinas operando en zonas específicas, el esfuerzo llega tarde. El municipio dejó todo para el último momento, improvisando una limpieza superficial a escasos cuatro días de una de las celebraciones más significativas del calendario mexicano.
En lugar de pelear con regidores de su propio partido, atacando con perfiles de facebook falsos a quienes no están de acuerdo con él, Eduardo Gattás debería centrar su atención en lo esencial: garantizar que los espacios de memoria y duelo estén dignamente cuidados. El panteón no es solo un terreno: es un archivo emocional, un lugar donde las familias se reconectan con sus muertos, donde la tradición exige respeto y presencia.
La imagen, tomada la mañana de este martes 28 de octubre, es clara: mientras la ciudadanía prepara altares, flores y veladoras, el municipio apenas comienza a despejar el monte. Y aunque algunos trabajadores hacen lo posible, el abandono acumulado no se borra en un par de días


