Lealtades que envenenan

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En un contexto de creciente violencia e inseguridad en diversas regiones del país, el caso de HERNÁN BERMÚDEZ REQUENA y su ascendente protagonismo en el gobierno de Tabasco ilustra cómo las redes de corrupción y la impunidad pueden arraigarse profundamente dentro de las estructuras políticas y de seguridad de una entidad. Su trayectoria como Secretario de Seguridad Pública del estado se presenta como un ejemplo claro de cómo, en muchas ocasiones, las relaciones personales y políticas priman sobre la justicia y el bienestar de los ciudadanos.

En 2018, ADÁN AUGUSTO LÓPEZ HERNÁNDEZ, entonces gobernador de Tabasco, recibió una advertencia directa por parte de un grupo de consultores en seguridad. El informe en cuestión no dejaba espacio a dudas: BERMÚDEZ, su amigo de juventud, figuraba en las bases de datos de inteligencia federal como “persona de interés” con posibles vínculos con organizaciones delictivas. La noticia de la cercanía entre BERMÚDEZ y grupos criminales, como La Barredora, no fue sólo una llamada de atención; era la señal de que, bajo su gestión, esta organización había logrado expandir su presencia en varios municipios del estado.

La reacción de LÓPEZ HERNÁNDEZ ante esta advertencia fue reveladora. En lugar de investigar a fondo la situación o tomar medidas correctivas, optó por romper la relación con los consultores y, a los pocos meses, nombró a BERMÚDEZ al frente de la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco. Esta decisión, que podría parecer absurda o irresponsable, en realidad muestra el entramado de lealtades políticas y personales que operan en el sistema de seguridad pública en muchos estados de la República. No se trataba de un nombramiento basado en méritos ni en el compromiso con la seguridad de los tabasqueños, sino de una movida que protegía a un amigo y consolidaba el control de ciertos grupos delictivos.

Durante la gestión de BERMÚDEZ en la Secretaría, las denuncias sobre actividades delictivas crecieron: cobro de piso, robo de combustible, secuestros y tráfico de personas. Estos actos, que afectaron profundamente a las comunidades locales, fueron perpetrados bajo la protección de un hombre al que, en teoría, le correspondía velar por la seguridad de los ciudadanos. Pero la respuesta de las autoridades estatales fue clara: ninguna acción efectiva fue tomada, y los delitos siguieron creciendo mientras la impunidad reinaba en la región.

Este caso no es aislado. Es un reflejo de cómo las instituciones encargadas de velar por la justicia y la seguridad pueden ser vulneradas por intereses particulares, políticos o incluso personales. La impunidad no sólo se alimenta de la falta de justicia, sino también de la indiferencia y complicidad de aquellos que tienen el poder para cambiar las cosas pero prefieren mantener el status quo. El ascenso de BERMÚDEZ a un cargo clave en la seguridad de Tabasco no es sólo un error de juicio, es una señal de que las estructuras de poder en muchos lugares de México aún se sostienen sobre redes de complicidad que permiten que la delincuencia siga prosperando.

El caso de HERNÁN BERMÚDEZ y la protección a La Barredora es sólo un ejemplo más de una crisis de seguridad que, lamentablemente, sigue siendo alimentada por la falta de rendición de cuentas y la falta de una verdadera voluntad política para erradicar la delincuencia. En la medida en que los intereses privados sigan prevaleciendo sobre el bienestar de la población, la impunidad seguirá siendo la regla, y no la excepción.

EN BREVE.- En Matamoros el alcalde ALBERTO GRANADOS FÁVILA reafirmó su compromiso con la ciudadanía al anunciar la continuación de los trabajos de pavimentación asfáltica en la calle Álvaro Obregón, en el tramo comprendido entre P. Humaya y Mozart, una obra que beneficiará de manera directa a los vecinos de las colonias Ampliación Cabras Pintas y Rodríguez.

Por su lado, el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA estuvo la semana pasada visitando los municipios de Miguel Alemán y El Mante para hacer entrega de patrullas a la Secretaría de Seguridad Pública.

En la ciudad fronteriza el mandatario entregó 63 unidades, las cuales fueron repartidas en los municipios de la frontera, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, mientras que en Mante se entregaron 69 vehículos, para la región cañera y zona sur.

Hasta la próxima.

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