La gente vota por el candidato, no por el partido 

Por ANTONIO FRAUSTO

De acuerdo con las más recientes investigaciones que estudian los factores que motivan a los ciudadanos a votar en una elección, por tal o cual partido o candidato, han mostrado que la mayor parte del electorado, ya no vota por su identificación con un instituto político, sino por el personaje que los representa; es decir la gente ya no vota por el partido, sino por el candidato.

La encuesta realizada por Consulta Mitofsky en el 2020, donde se mide el índice de confianza de los ciudadanos sobre las instituciones en nuestro país, presenta datos muy relevadores.

En una escala del 1 al 10, el Ejército aparece en el primer lugar con una calificación de 8.0 de confianza, seguidos por las Universidades y Guardia Nacional empatadas con 7.7 e Iglesias con 7.4. Mientras que los partidos políticos están reprobados, ubicándose en el último lugar con 5.3.

Si está comprobado que la gente vota por los candidatos y no por los partidos. Entonces, ¿por qué los institutos políticos no siempre eligen a sus mejores cuadros para representarlos en una elección?

La comunicación es percepción, por eso es fundamental que desde mucho antes de empezar una campaña, el aspirante que posteriormente será el candidato, implemente una buena estrategia de comunicación política, que lo posicione como la mejor opción para los votantes.

El mensaje debe ser claro y preciso, acompañado de toda una narrativa bien estructurada, con etapas de implementación y evaluación, resultado del trabajo de investigación realizado desde muchos meses antes en el territorio y no comenzar a diseñar la estrategia unos días antes de arrancar la contienda electoral.

La comunicación política se refiere a todo lo que un político comunica, no sólo a la comunicación social, es decir no sólo son los boletines que envía el jefe de prensa del candidato a los periodistas; también se refiere al mensaje que dan en un mitin, cuando visitan a los votantes en sus casas, cuando son entrevistados en los medios de comunicación e incluso con las publicaciones que hacen en sus redes sociales.

Pero dentro de la comunicación política, también se encuentra la comunicación no verbal, es decir aquella que no se expresa con palabras, pero si con nuestro lenguaje corporal y que representa hasta el 93 por ciento de lo que comunicamos.

Los candidatos de los tres principales partidos políticos a la alcaldía de Victoria,  PAN, PRI y MORENA, son un buen ejemplo de ellos. Aunque al principio de la contienda electoral parecía que la carrera sería entre dos fuerzas políticas, MORENA y el PAN, con el paso de los días esto fue cambiando.

Primero, por la personalidad de los candidatos, segundo, por las propuestas o la falta de estas y tercero, por la guerra sucia o ataques que han recibido, y de los cuales se han acusado entre sí.

A un par de semanas de que concluya la campaña electoral. Es importante analizar la comunicación política de los tres candidatos y sobre todo la percepción de los votantes hacia ellos, el mensaje que ha posicionado, ya sea de forma consciente o inconsciente.

En el caso de la comunicación política o narrativa de Pilar Gómez, en lugar de destacar por sus propuestas de campaña. Se posicionó primero, por las críticas en redes sociales a su labor como alcaldesa sustituta, después por recibir agresiones verbales y finalmente como ella misma lo denunció ante los medios, por recibir amenazas de muerte.

Estos acontecimientos en las primeras semanas, sin duda le dieron el papel de víctima, posicionándose en la mente del electorado con una imagen de una mujer frágil e insegura.

Esta percepción tuvo como resultado que en casi todas las encuestas que se hicieron a mitad de la campaña, perdiera algunos puntos en cuanto a la intención de voto.

Aunque en los últimos días su equipo busca reposicionar su narrativa, mostrándose cómo una gran gestora y una mujer con la capacidad para gobernar Victoria, es complicado que en pocos días se modifique su imagen.

En cuanto al candidato de MORENA Lalo Gattas, desde meses atrás posicionó una narrativa de que representaba el cambio verdadero para Victoria, respaldado por el proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, la certidumbre que proyectaba para ganar la Presidencia Municipal, y que parecía era el sentir social de los victorenses, ha venido cambiando desde hace un par de semanas, cómo consecuencia de la publicación en un periódico sobre una denuncia en su contra por agresión física, que su misma esposa había interpuesto hace varios años y que erróneamente nunca aclaró de forma contundente.

Si bien, su equipo de campaña trató de revertir este golpe mediático, acusando a sus adversarios políticos de estos ataques y su estrategia fue asegurar que por cada ataque que recibiera haría una propuesta.

La percepción de los victorenses si comenzó a cambiar, afectándole en las encuestas de mitad de la campaña, dónde en todas marcó un descenso porcentual en la intención del voto.

Por su parte Alejandro Montoya, candidato del Partido Revolucionario Institucional, a quien pocos le daban posibilidades de triunfo al empezar la campaña, ha sido el principal beneficiario de esta “guerra sucia” o ataques entre los aspirantes del blanquiazul y el Movimiento de Regeneración Nacional.

Junto con sus compañeros de fórmula a la diputación federal y las diputaciones locales, su comunicación política y narrativa han sido congruentes y sin escándalos, con propuestas claras y viables para los ciudadanos.

Esto también se ha visto reflejado en las mismas encuestas, en dónde ha incrementado el porcentaje de intención de voto entre los victorenses, ubicándolo en la mayoría de ellas en un segundo lugar unos puntos arriba de la candidata panista.

Sin embargo, el  principal contrincante que parece tener, es su mismo partido, ya que en las encuestas el PRI sigue apareciendo con la mayor cantidad de negativos, es decir, en la intención de voto por partido, los victorenses aseguran que es el instituto político por el que nunca votarían.

Si los estudios muestran que en la actualidad los ciudadanos ya no votan por el partido, sino por el candidato. Le abre una verdadera posibilidad al candidato priista de ganar.

Si la narrativa de los candidatos a la alcaldía de Victoria no se modifica, que difícilmente lo hará, ya que quedan muy pocos días para culminar la campaña electoral.

Los ciudadanos tendrán que elegir entre un candidato que representa a un partido fuerte como MORENA, pero con muchas dudas si sabrá gobernar por su controvertida personalidad.

Una candidata del PAN que se muestra como una mujer sincera, aunque con poca experiencia en el servicio público y con el desgaste natural de representar al partido en el gobierno.

Y con un candidato del PRI, que tiene características de un buen candidato, pero cuya marca partido sigue asociada en la mente del electorado con la palabra corrupción.

Si la gente vota por los candidatos y ya no por los partidos ¿Qué factores tomarán en cuenta los ciudadanos para votar? la capacidad que creen que tienen los candidatos, su personalidad e historia de vida, o incluso su simpatía o galanura. ¿Por quién votarán los victorenses el próximo 6 de junio?

 

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