Preside Obispo misa de cena del Señor Y lavatorio de Pies en Catedral.
Este jueves 6 de abril, en Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, el Obispo Oscar Efraín Tamez Villarreal celebró la Misa de la Cena del Señor y cumplió con el rito del lavatorio de pies a doce personas, conmemorando con ello el gesto de humildad de Jesús hacia sus apóstoles la noche antes de ser entregado y ser crucificado.
En su homilía, Monseñor Tamez enfatizó que lavar el pie es estar dispuesto a servir sin importar la condición, categoría o título; el único título es que todos somos hijos de Dios.
Destacó que en esta fecha el agradecimiento tiene que estar presente en el corazón de los creyentes; y los convocó a reflexionar el hecho de que el hijo se hace esclavo, Jesús es el cordero inmaculado que se convierte en sacerdote y víctima, ya no hay necesidad de más sacrificios; con su sacrificio en la cruz se hizo esclavo para rescatarnos a todos nosotros.
“Con su sacrificio en la cruz se hizo esclavo para rescatarnos a todos nosotros; no hay pecado, no hay desobediencia más grande que el sacrificio de Cristo en la cruz, por eso es el cordero perfecto; nos rescató y no solo nos rescató con ese sacrificio, su amor y su gratuidad es impresionante”.
Y subrayó: “y entonces, otro signo además de ser el cordero perfecto, es que se hace alimento, sí, se quedó en las especies del pan y del vino, eso que nosotros comulgamos que nos sabe a pan y que nos sabe a vino pero que no es pan ni es vino, es eucaristía, es el alimento para el camino porque, porque lo necesitamos todos”.
El solemne ritual fue presenciado por cientos de fieles que llenaron la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, en donde el jefe de la Iglesia Católica destacó que el lavado de pies es un acto de humildad y simboliza la voluntad de servicio de Jesucristo hacia los seres humanos.
Posteriormente, el Monseñor Tamez procedió a la bendición del pan en un solemne acto y en medio del fervor religioso de los asistentes a la homilía.
La Ultima Cena, con la cual Jesús instruye la Eucaristía (misa), nos invita a orar a reflexionar a ser mejores cristianos, en particular a renunciar al pecado, ya que fue precisamente por esto, por lo que murió Jesús en la cruz.
“Aquel que celebra el jueves, el viernes santo, la vigila de la resurrección se está esforzando entonces por aprender a vivir en la gratuidad pero vivir en la gratuidad es sentirse rescatado, es sentirse perdonado, es experimentarse perdonado pero también se es testigo del servicio. Creo que en estos días nos viene bien un poco de silencio y un poco de contemplación. Qué grande es nuestro Señor, al hijo lo hace esclavo para que nosotros siendo sus hijos por el bautismo podamos vivir en la vida de la gracia”.
Y concluyó: “agradezcamos a Dios porque nos rescató del pecado; agradezcamos a Dios porque nos dejó el alimento; agradezcamos a Dios porque nos dejó los sacramentos y agradezcamos a Dios porque nos dio testimonio de servicio”.
