Crisis interna expone debilidad en gobierno de González Robledo

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Ciudad Madero, Tamps. – En un episodio que ha trascendido el ámbito local y resuena en el ecosistema político del sur de Tamaulipas, el alcalde Erasmo González Robledo fue confrontado públicamente por el proveedor Christian Emmanuel Castañeda Álvarez durante una conferencia matutina. El intercambio reveló un malestar creciente respecto al manejo interno de la administración municipal, particularmente en lo concerniente a los pagos pendientes a contratistas y la opacidad en el ejercicio presupuestal.
González Robledo, contador público egresado de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en el año 2000 y dos veces diputado federal —periodos en los que presidió la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública— ha presumido de su experiencia técnica en la gestión financiera pública. No obstante, su papel como jefe del ejecutivo maderense parece estar siendo rebasado por inercias internas que comprometen tanto la operatividad como la percepción ciudadana de su administración.
Durante el diálogo sostenido en la conferencia de prensa —de manera espontánea y sin guión—, Castañeda Álvarez reconoció los esfuerzos del gobierno local por limpiar la Dirección de Tránsito, señalando que estos avances deben extenderse con urgencia a otras áreas estratégicas del gobierno municipal. En un tono respetuoso pero firme, Castañeda pidió al alcalde intervenir directamente ante el retraso injustificado en pagos por servicios realizados desde diciembre del año pasado para las dependencias de Obras Públicas y Desarrollo Urbano.
El proveedor señaló directamente al Tesorero Municipal, Teodoro Cantú Cantú, como el principal obstáculo para concretar dichos pagos, acusándolo de prolongar injustificadamente el trámite, pese a contar con la documentación correspondiente. “Me están dando vueltas desde hace meses”, expresó Castañeda, visiblemente frustrado. La respuesta de González Robledo fue conciliadora: “Tenle confianza a la administración… todas las soluciones están ahí”, dijo, asegurando que ya había hablado con el tesorero y que el asunto sería atendido de inmediato.
Este incidente se suma a una creciente presión pública hacia la administración municipal. El pasado 12 de mayo, durante otra conferencia matutina, el periodista José Luis García Castillo —director de Reporte Noreste— cuestionó al alcalde sobre la cuenta pública 2023 de la gestión anterior, liderada por Adrián Oseguera Kernion. Si bien la primera pregunta fue transmitida con normalidad, las siguientes fueron silenciadas abruptamente, en lo que diversos observadores han interpretado como un acto de censura por parte del equipo de Comunicación Social, encabezado por Lorenzo Martínez Rubio.
La figura de Martínez Rubio no es menor en el mapa político estatal. Su historial como operador político incluye señalamientos de presuntas irregularidades financieras durante su paso por la administración de José Guadalupe González Galván. Los cuestionamientos incluyen un endeudamiento excesivo en el área de comunicación y el posible desvío de recursos públicos, factores que alimentan la percepción de una administración que arrastra

lastres del pasado y que no ha sido capaz —al menos hasta ahora— de depurarse por completo.
El propio González Robledo, en la conversación con Castañeda, admitió conocer la situación y mostró disposición a resolverla, afirmando: “Va a trabajar por la ciudad, va a trabajar por ti”. Sin embargo, el eco de sus palabras contrasta con una administración que, según testimonios y denuncias públicas, sigue anclada en prácticas burocráticas y resistencias internas que debilitan su efectividad.
La narrativa del encuentro entre González y Castañeda no solo ilustra la tensión entre las promesas institucionales y su ejecución práctica; también evidencia la urgencia de repensar los mecanismos de rendición de cuentas y la relación entre el poder público y los ciudadanos, proveedores y medios de comunicación. En un entorno donde la transparencia y la eficiencia deberían ser norma, los episodios recientes en Ciudad Madero ponen sobre la mesa la necesidad de una cirugía mayor en el aparato administrativo local.
El reto para el alcalde no está únicamente en contener la presión mediática, sino en demostrar que su experiencia legislativa puede traducirse en gobernabilidad efectiva. De lo contrario, los títulos y los cargos previos corren el riesgo de convertirse en adornos que no logran esconder el desgaste de una gestión atrapada entre inercias y complicidades.
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